La Misión de Santa Cruz reflexiona sobre el mensaje Dominical «Lo Ataron en Lienzos con las Especias»

El 13 de abril de 2025, la Iglesia Presbiteriana Emanuel de Santiago de Chile, celebró su servicio dominical con un mensaje profundo y conmovedor dirigido por el pastor Manuel López. El tema central giró en torno al pasaje de Juan 19:31-42, titulado «Lo ataron en lienzos con las especias».

Este texto, que relata el momento de la sepultura de Jesús, se convierte en una invitación a contemplar el amor de Dios manifestado incluso después de la muerte de Cristo. El pasaje muestra cómo las Escrituras se cumplieron hasta en los más mínimos detalles: sus huesos no fueron quebrados como los del otro crucificado, y un soldado le abrió el costado, del cual brotó sangre y agua. Estos elementos, más que simbólicos, revelan el corazón de Dios y su obra redentora.

En este acto silencioso, tras el grito de la cruz, aparece el testimonio vivo del amor de Dios. La sangre representa la redención, y el agua, la purificación. Ambos fluyen del costado del Salvador como fuente de vida eterna para todos los que creen. José de Arimatea y Nicodemo, quienes antes permanecían en la sombra, ahora se presentan abiertamente como discípulos, reclamando el cuerpo de Jesús y envolviéndolo con cuidado, reverencia y amor. En este tiempo de Cuaresma, al meditar sobre la pasión y muerte de nuestro Señor, este pasaje nos invita a reflexionar profundamente sobre nuestra respuesta a tan gran sacrificio.

Amor hasta el extremo: Jesús, incluso en su muerte, continúa cumpliendo la voluntad del Padre. Su cuerpo, herido y traspasado, no fue abandonado al azar, sino tratado con honor y dignidad. La cruz no fue el fin, sino la perfecta realización del amor.

Valentía en la fe: José y Nicodemo nos enseñan que llega un momento en que el verdadero discípulo no puede permanecer oculto. En el momento más oscuro, dieron un paso al frente, arriesgando su posición para honrar a Cristo. Esta Cuaresma nos invita a salir de la sombra, a vivir una fe pública y valiente.

Preparación para la Resurrección: Aunque este pasaje transcurre antes del glorioso amanecer del domingo, ya anuncia esperanza. La manera en que Jesús fue sepultado demuestra que, incluso en la muerte, todo está bajo el control de Dios. El sepulcro no es el final, sino el comienzo del milagro.

Durante este servicio, los miembros de la congregación pudieron meditar y reflexionar profundamente sobre la grandeza del amor de Dios revelado en la cruz. El silencio del sepulcro no fue una pausa vacía, sino una oportunidad sagrada para mirar hacia dentro y renovar la fe. El sermón nos animó a vivir esta Cuaresma con corazones quebrantados, agradecidos y expectantes, recordando que el amor de Dios no se detuvo en la cruz, sino que descendió al sepulcro para rescatarnos, envolvernos con su gracia y prepararnos para una nueva vida en la resurrección.